La basura es un término que presenta un uso extendido en nuestro lenguaje y que además ostenta varias referencias dependiendo del contexto en el cual la empleemos.
Mayormente, la usamos como sinónimo de las palabras residuo y desecho, para precisamente denominar todos aquellos productos o materiales que las personas decidimos descartar porque no nos resultan más útiles.
El uso y costumbre convenido indica que cada vez que nos queremos desprender de algo que no utilizaremos más, ya sea parte de un alimento, un material o un producto, lo colocaremos, en casa, en el trabajo, o en cualquier otro lugar en que nos encontremos, en un cesto, tacho, recubierto con una bolsa, especialmente destinado a tal efecto.
Luego, cuando la bolsa contenida en el cesto está colmada se cierra y se colocará en el espacio físico que la autoridad municipal, provincial o nacional ostente para depositar tales materiales. Acto seguido la bolsa será removida por personal que tiene la tarea de trasladarla a aquellos espacios dedicados para su reunión, como ser: rellenos sanitarios, entre otros.
Cabe destacar que es muy importante el cuidado y el tratamiento que se le dé a este tipo de cuestión, dado que la misma incide directamente sobre la salud de la población. Como sabemos, la basura acumulada y mal dispuesta es un caldo de cultivo para la extensión de bacterias, por lo cual, una consciente y organizada evacuación de la misma contribuirá a mantener la limpieza y la salud de todos.
Como consecuencia que aquello que arrojamos a la basura puede ser un desecho para nosotros pero no para el resto y por tanto puede ser objeto del reciclaje, es que en los últimos años se ha generalizado en muchos lugares del mundo la clasificación de la basura en diferentes categorías para así hacer más simple la discriminación de aquello que puede ser reciclado y lo que no puede serlo.
Y en el lenguaje coloquial también nos encontramos con otra referencia particular para la palabra basura, ya que además de implicar una suciedad, un desecho o una inmundicia, se usa para designar a aquel individuo que se comporta de una manera despreciable, sin moral y sin observar ni una sola virtud, o para dar cuenta de aquella cosa o cuestión que provoca desagrado.
Mayormente, la usamos como sinónimo de las palabras residuo y desecho, para precisamente denominar todos aquellos productos o materiales que las personas decidimos descartar porque no nos resultan más útiles.
El uso y costumbre convenido indica que cada vez que nos queremos desprender de algo que no utilizaremos más, ya sea parte de un alimento, un material o un producto, lo colocaremos, en casa, en el trabajo, o en cualquier otro lugar en que nos encontremos, en un cesto, tacho, recubierto con una bolsa, especialmente destinado a tal efecto.
Luego, cuando la bolsa contenida en el cesto está colmada se cierra y se colocará en el espacio físico que la autoridad municipal, provincial o nacional ostente para depositar tales materiales. Acto seguido la bolsa será removida por personal que tiene la tarea de trasladarla a aquellos espacios dedicados para su reunión, como ser: rellenos sanitarios, entre otros.
Cabe destacar que es muy importante el cuidado y el tratamiento que se le dé a este tipo de cuestión, dado que la misma incide directamente sobre la salud de la población. Como sabemos, la basura acumulada y mal dispuesta es un caldo de cultivo para la extensión de bacterias, por lo cual, una consciente y organizada evacuación de la misma contribuirá a mantener la limpieza y la salud de todos.
Como consecuencia que aquello que arrojamos a la basura puede ser un desecho para nosotros pero no para el resto y por tanto puede ser objeto del reciclaje, es que en los últimos años se ha generalizado en muchos lugares del mundo la clasificación de la basura en diferentes categorías para así hacer más simple la discriminación de aquello que puede ser reciclado y lo que no puede serlo.
Y en el lenguaje coloquial también nos encontramos con otra referencia particular para la palabra basura, ya que además de implicar una suciedad, un desecho o una inmundicia, se usa para designar a aquel individuo que se comporta de una manera despreciable, sin moral y sin observar ni una sola virtud, o para dar cuenta de aquella cosa o cuestión que provoca desagrado.
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